Si existe un una palabra que pueda resumir
el pensamiento de Blas Infante, esa es la LIBERTAD.
Su ideal sigue vivo HOY en el pueblo
andaluz y, en todos los que luchan cada día por esta tierra, para liberarla de
sus problemas, complejos, suficiencias y ataduras.
La
libertad no la tienen los que no tienen su sed, dijo Rafael
Alberti. Y el pueblo andaluz siempre ha estado sediento de ella.
Porque Andalucía es un pueblo solidario, de
hombres y mujeres libres que creen en una sociedad justa, consciente de que la
libertad es la base de la igualdad.
Los socialistas venimos trabajando por una
sociedad libre, humana, solidaria. Una Andalucía habitable. Donde no haya
pobres a costa de los poderosos, donde las personas no pierdan su casa ni su
dignidad, donde los niños puedan comer dignamente tres veces al día y donde la
educación y la sanidad sean igual para todos.
Hoy, Blas Infante sigue presente, su lucha
es la nuestra y sus palabras sobre la crisis de 1920 suenan ahora con la misma
fuerza: "La crisis actual, antes que
una crisis política y económica, es una crisis humana". En esa lucha
por humanizar las respuestas a una crisis económica estamos ahora.
En el proyecto infantiano se refleja la
necesidad de una finalidad política para cambiar las estructuras de poder, más
allá de propuestas económicas y culturales, las cuales, aún por necesarias, no
solucionan por sí mismas los problemas existentes.
La importancia de la POLÍTICA CON
MAYÚSCULAS, como motor para cambiar la realidad, como única forma de construir
un espacio de convivencia. Los socialistas andaluces creemos firmemente en el
sentido de la política y su capacidad para mejorar la vida de los ciudadanos. Hemos
decidido abrir puertas y ventanas, apostar por la transparencia, dejar que
entra la luz en las administraciones, para que los ciudadanos y ciudadanas sean
conscientes de que son partícipes y piezas fundamentales del proyecto común.
Blas Infante fue un ejemplo de insobornable
fidelidad y pasión por Andalucía. Y hoy ya sabemos que la autonomía no es sólo
un himno, una bandera o unas instituciones públicas, sino también una propuesta
de convivencia y de solidaridad, en la que no caben recelos o enfrentamientos. Tenemos el deber de poner a Andalucía por
delante y convertirla en una indiscutible prioridad para todos. Para ello,
necesitamos continuar profundizando en nuestra autonomía y en nuestra
singularidad política y cultural.
Y eso sólo es posible si disponemos de los
recursos económicos necesarios y contamos con el apoyo y el respeto del
Gobierno central. Debemos defender un sistema de financiación autonómica justo
que nos permita seguir construyendo un modelo de convivencia solidario y
equilibrado. Donde todos y todas tengamos los mismos derechos y las mismas
oportunidades.
Para eso, también es necesario que los
partidos políticos del arco parlamentario andaluz estén a la altura de lo que
esta sociedad merece.
Con estos ideales, los
socialistas conmemoramos esta mañana el nacimiento del padre de la patria
andaluza y justo hoy, el Partido Popular andaluz, muestra su peor cara. No
es tolerable la falta de respeto que el Partido Popular ha mostrado al
Parlamento y a la figura de Blas Infante. Es algo que no tiene precedente,
querer convertir este acto en homenaje a Blas Infante en un mitin político, muy lejos del respeto que se merece.
El PP es un partido político que únicamente plantea debates estériles y crea
conflictos cuando lo que debe primar es el respeto y la lealtad institucional.
Es un partido ridículo, con preocupaciones ridículas,
alejadas completamente de las de los ciudadanos. Y pone de manifiesto, una
vez más, que la derecha andaluza está muy lejos de lo que Andalucía necesita.
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