viernes, 26 de septiembre de 2014

“Los andaluces volvemos a pagar la amargura de quien se presentó y no ganó, a base de discriminación y engaño”

La semana pasada conocimos de manera sorpresiva el nuevo varapalo que el señor Rajoy va a dar a las cuentas de esta comunidad autónoma. Estamos hablando de más de 400 millones de euros, 426 millones exactamente, que el Gobierno del Partido Popular obligará a Andalucía a devolver por la liquidación del sistema de financiación del año 2013.

Un nuevo tajo de 426 millones de euros que agravará la asfixia y dificultará la confección de los presupuestos para 2015.  Un nuevo ataque perpetrado con el uso de un instrumento como es los fondos de convergencia económica. Estamos ante una nueva traición de un Gobierno que, por la puerta de atrás, quiere llevarse el dinero de Andalucía para tapar bocas o contentar a los suyos. Como el caso de Valencia, dándole los 1.000 millones de euros que su presidente, el señor Fabra, que los pedía públicamente hace unos días… o a Cataluña, para intentar tapar otro tipo de problemas que no saben ustedes arreglar de otra manera.

Me pregunto dónde está el Partido Popular andaluz, por qué no alzan la voz ante este atropello.
Una vez más, se equivocan.

Como se equivocaron cuando en 1996 el señor Aznar borró de un plumazo 400.000 andaluces para no pagar lo no que nos correspondía. De un plumazo quitaron a 400.000 andaluces del censo, mientras el señor Rajoy era ministro de administraciones públicas y el señor Arenas, ministro de Trabajo

Está claro que cada vez que las encuestas han pronosticado una “trepidante victoria" del PP en Andalucía y luego no ha pasado, como ocurrió en 1996 y en 2012, el PP ha puesto en marcha el axioma de si no arraso en Andalucía, arraso con Andalucía. Y eso se puede comprobar en ambos casos: tanto en la discriminación a la hora del reparto de la financiación como en los múltiples recursos al Tribunal Constitucional (TC) presentados contra las políticas aplicadas en esta comunidad. Y así, los andaluces tenemos que pagar la amargura de quien se presentó y no ganó a base de discriminación y engaño.


Pero ni el Grupo Parlamentario Socialista ni el Gobierno andaluz van a consentir semejante atropello, exigimos al Gobierno central que convoque una reunión urgente de la Comisión Mixta para asuntos económicos y fiscales.

Porque queremos saber cómo han hecho  el reparto, que nos los expliquen, que nos den razones y argumentos. Aunque estamos plenamente convencidos de que no hay ni una sola razón para este ataque contra los intereses de Andalucía.


sábado, 13 de septiembre de 2014


LA TENTACIÓN AUTORITARIA DEL PP

La crisis económica que padece nuestro país está teniendo unas repercusiones que van más allá de lo puramente económico y social y que afectan de lleno a la propia arquitectura de nuestro sistema democrático.

La situación económica ha sido la excusa perfecta, la gran oportunidad histórica que ha encontrado la derecha para imponer su visión de España y del Estado Español.  Y lo está haciendo, aplicando permanente el rodillo y actuando de manera despótica.

Desde que gobierna el PP, han aflorado los instintos depredadores de la derecha hacia el Estado Social, en forma de maltrato económico, imposición de recortes de derechos sociales, y limitaciones a las libertades civiles.  Decisiones que han provocado una fuerte reacción ciudadana, en forma de mareas, de plataformas y de iniciativas ciudadanas.

Y ante esta reacción social, el PP ha empezado a ponerse nervioso, muy nerviosos. Los resultados en las elecciones europeas han hecho saltar las alarmas en la calle Génova. Y una vez más, el PP ha caído en la tentación autoritaria, planteando un cambio de la Ley Electoral a pocos meses de unas elecciones.

Este intento por cambiar las reglas de juego, tenía una razón: El PP sabe que en las próximas citas electorales va a perder poder municipal y poder autonómico, y que de ese modo, se estarán creando los cimientos de la gran derrota de las políticas de la derecha.

En vez de escuchar a la ciudadanía, en vez de gobernar para ellos, en lugar de corregir y reorientar las líneas de su acción política, la respuesta de la derecha ha sido, una vez más, caer en la tentación autoritaria.

 El intento de imponer un sistema de elección en el ámbito municipal sin acuerdo político y a pocos meses de las elecciones municipales es peligroso y, sobro todo, muy perjudicial para la salud de nuestra democracia.

Con este cambio, que de momento parece que van a aparcar, la derecha trataba de deslegitimar la democracia municipal. Por primera vez en la historia de nuestra democracia querían clasificar el voto, que hubiera votos que valieran más que otros. Votos mayoritarios y votos que no lo son. Por primera vez los alcaldes no saldrían de la decisión de la mayoría de los ciudadanos, y por lo tanto, serían alcaldes ilegítimos, alcaldes sin la legitimidad democrática, sin el respeto y sin la consideración de sus vecinos.

Desde el PSOE estamos dispuestos a hablar de cualquier cosa que mejore la democracia en nuestro país, es más, es algo que están demandando los ciudadanos, de manera contundente, pero siempre que ese debate se produzca en un marco de diálogo y dentro del entendimiento entre las fuerzas políticas.

Así lo hemos expresado en los contactos que, a nivel nacional, se han producido en torno a esta materia.  El camino no es, desde luego, el que empezó el PP, amenazando con imponer los cambios, de forma unilateral, sin poner sobre la mesa su propuesta, generando confusión, incertidumbre…

En aras al bien general, los socialistas no estamos en contra de reformar lo que haga falta. Y más si estamos hablando de la legislación electoral y si con su modificación podemos dar respuesta al ansia ciudadana de más y mejor democracia, representatividad y estabilidad de las instituciones. Pero siempre que se trata una materia tan delicada, hay que garantizar el diálogo, la participación, buscando el máximo consenso posible para garantizar así la mayor legitimidad democrática. Habría mucho que analizar, mucho que profundizar, que hablar y valorar para medir la idoneidad, el sentido y las consecuencias de una modificación de este marco legal.

Porque cuando se trata de cambiar las reglas de juego, la mayoría no es suficiente. El abuso de la mayoría absoluta puede convertirse en absolutismo.

Desde el PSOE de Andalucía, entendemos que hay cuestiones infinitamente más urgentes, que responden al interés general y que deberían ser prioritarias en la agenda política.

Dice la derecha que el cambio que plantean responde un clamor popular, pero  lo que España está pidiendo a gritos es empleo, y que se acaben los recortes de derechos en nuestra sociedad. Ése es el clamor que hay en la calle y no que se lleve a cabo una reforma que es una auténtica cacicada.

También en este ámbito, el del empleo, el PP se ha comportado de un modo despótico, se ha valido de su mayoría absoluta para imponer una reforma laboral salvaje, que ha empobrecido a los trabajadores, recortando salarios y derechos, y despojándolos de un instrumento muy valioso, la negociación colectiva.

El PP sigue sin darse cuenta de que el pacto más urgente en nuestro país debe tener como eje central el empleo y la reactivación económica.

Finalmente, gracias a la respuesta ciudadana y a la posición firme del PSOE, la reforma electoral del PP va a quedarse en el cajón. Pero sólo el mero hecho de haber intentado alterar las reglas del juego de este modo, es muy grave y constituye una señal de ese autoritarismo latente que pervive en el PP.