martes, 20 de marzo de 2012

El campeón del 96


En 1996 a muy pocos días de la celebración de las elecciones, Arenas se autoproclamó “campeón” de todas las encuestas, como está ocurriendo ahora. El chasco fue espectacular entonces y mucho me temo que el próximo domingo se mantendrá la serie histórica de fracasos de Arenas en unas elecciones autonómicas.

La estadística es una ciencia exacta y en política haber perdido tres elecciones da altas probabilidades de perder la cuarta. Y luego está la Historia, otra ciencia. Los andaluces son gente sabia, que conocen muy bien a Arenas, conocen su biografía. Se acuerdan de su rechazo al Estatuto de Andalucía, de que fue el primer transfuga del Parlamento de Andalucía, que es funcionario sin oposiciones, que estuvo al lado de Aznar y contra los andaluces, discriminando y maltratando a Andalucía. Que nos mintió sobre Irak y sobre el 11M. Que es uno de los políticos mejor pagados de este país, que cobra más de 180.000 euros y que es amiguito del alma de los jefazos de la trama Gürtel.

Los andaluces conocen a Arenas, y saben quién es Griñán, y distiguen perfectamente los dos proyectos que representan. Saben que votar a Arenas es conformarse y votar a Griñán, es elegir. Saben que un voto a Pepe Griñán es un voto al futuro de Andalucía, y un voto a Arenas es un voto al pasado, es retroceder, volver a los tiempos que Andalucía ya superó con mucho esfuerzo.

Los andaluces saben que apoyar a Pepe Griñán nos garantiza seguridad, y Arenas sólo nos ofrece incertidumbre. La solvencia y el rigor de un gobierno, el socialista, que ha protegido con firmeza el Estado del Bienestar, frente a los riesgos del cambiazo del PP, un cambio a peor, un cambio que se apoya en la mentira y la traición a los trabajadores y las clases medias, como ya ha demostrado el cambiazo de Rajoy en sólo tres meses.

Los andaluces saben que sumarse al proyecto de Pepe Griñán es defender lo público, y apoyar a Arenas, todo lo contrario, es debilitar la educación, la sanidad, la dependencia y los derechos sociales.

Los hombres y mujeres de Andalucía, saben que la apuesta de Pepe Griñán es la apuesta por una Andalucía de vanguardia, y la de Arenas nos lleva a la retaguardia, al vagón de cola, a dejar de ser referencia en múltiples campos.

Todo el mundo sabe que Pepe Griñán lucha por Andalucía, reivindicando lo que es nuestro, lo que nos corresponde y es justo, y que Arenas agacha la cabeza ante Rajoy, calla y otorga ante los ataques a Andalucía.

Porque Pepe Griñán cree en la igualdad, practica la igualdad y ha gobernado desde y para la igualdad, y Arenas, en cambio, representa el desprecio a los derechos de la mujer, el desprecio a los derechos de los homosexuales, en definitiva, desprecio a todos los principios que generan igualdad.

Por eso Arenas, que quiere colgarse la medalla a toda costa, debe estar tranquilo. Esta vez, volverá a ser el campeón de las encuestas y… que no se preocupe por la medalla… el próximo 25 de marzo podrá colgar en su medallero una nueva medalla de plata.

jueves, 8 de marzo de 2012

LAS CORTES DE FRANCO

Este martes se reunió el Consejo de Política Fiscal y Financiera, un encuentro en el que el gobierno del PP le propuso a las comunidades autónomas hacerse el “harakiri”, o lo que es lo mismo, darse un tajo de 15.000 millones de euros en las mismas entrañas del Estado del Bienestar.

Un “harakiri” sí, un suicidio, pero muy distinto de aquel que se hizo la derecha votando a favor de la Ley para la Reforma Política, conocido como el «harakiri de las Cortes franquistas». Aquel fue un sacrificio que sirvió para algo, sirvió para dar muerte al franquismo y abrir la puerta a la transición política en nuestro país. Aquella inmolación tuvo sentido, porque nos permitió dejar atrás una dictadura e instaurar un sistema constitucional y democrático.

Este otro “harakiri” del PP, el planteado en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, es todo lo contrario, no es evolución, sino involución, no beneficia a los ciudadanos, sino que los perjudica seriamente. Por eso Andalucía dijo que no a este suicidio de las autonomías.

Porque lo que Andalucía rechazó ayer fue el desmontaje del estado de las autonomías, que es sinónimo del estado del bienestar. Rechazamos que las CCAA asuman la mayor parte del ajuste, porque el reparto es injusto y pone en peligro las políticas sociales, con las que el PP quiere hace negocio.

Andalucía está comprometida con la reducción del déficit, pero rechaza que se desangre a las autonomías que son garantes del Estado del Bienestar. Andalucía no está sóla: Cataluña y Canarias tampoco apoyaron el brutal recorte que el gobierno quiere hacer a las autonomías, se abstuvieron. El País Vasco evitó votar. Reclaman conocer el presupuesto que Rajoy mantiene escondido hasta después del 25M.

El sacrificio que el gobierno del PP no quiere para el Estado, lo quiere para las autonomías, porque quiere llevarlas a una situación límite, insostenible, para luego vaciarlas de contenido y retomar el centralismo propio de la derecha.

Las comunidades del PP, dispuestas a hacerse el harakiri, llegaron a pedir que se cambie la legislación para desprenderse de lo que ellos consideran una carga, que es la prestación de servicios públicos esenciales. No les importa amputar competencias, desmembrar el Estado de las autonomías. Es lo que quieren, pero no son capaces de decirlo claramente.

Igual que el gobierno no desvela el presupuesto para no perjudicar a Arenas, las comunidades autónomas del PP no confiesan que lo que están planteando es cobrar por muchos servicios, imponer el copago, crear nuevas tasas, o reducir la cartera de servicios obligatorios, lo que rompería el principio de igualdad de acceso a los mismos servicios.

La ceremonia de ayer estuvo oficiada por el samurai Montoro, un maestro de la catana de los recortes, que aprovechó la ocasión para volver a cargar contra Andalucía.
En la cultura japonesa, este acto ritual, el harakiri, puede ser voluntario, para expiar un fallo, u obligatorio, por mandato de un señor feudal, por lo que, siguiendo el paralelismo, Andalucia optó por dejar la catana encima de la mesa. Andalucía resiste, pero hay alguien dispuesto a coger la catana y abrirse en canal para postrarse a los pies de Rajoy, y ese alguien es Javier Arenas.

El 25 de marzo, los andaluces deciden hacerse el harakiri o seguir por el camino seguro que les brinda el PSOE de Andalucía